martes, 28 de diciembre de 2010

La lluvia llega a mi.

La lluvia llega súbitamente a mi
envuelta en una capa de anuncio de otoño
que evoca el inicio de una nueva etapa
con un sólo propósito,
que el único atropello que exista bajos los frenazos de
sus aceleradas calles sea el de tu emoción por mí llegándome
desde lejos como un torbellino sin fin.
La lluvia llega a mi y la disfruto,
te siento cerca, eterno.
Ven, tú, tan frío como el gélido invierno que respiro paseando
en Diciembre helándose mi cara... y a mi me fascina.

Es muy vivo, mio, es mi yo.

La lluvia llega a mi, ha mojado inesperadamente mis cristales,
y de nuevo,
conmovida,
respiro.

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